From 1992 to 1995, I witnessed so much pain and suffering that innocent people in Bosnia and Herzegovina (BiH) had to go through during the war, in which more than 100.000 people were killed and more than 30.000 people disappeared. After being appointed as a prosecutor to the Prosecutor Office of BiH, I have been assigned to investigate dozens of war crime cases and prosecute those where enough evidence warranted indictments. What inspires me to do this job is the search for justice so that future generations understand that it does not pay off to commit a war crime. Sooner or later, somebody will be investigating their misdeeds and the perpetrators will be either held accountable for what they did, and as a consequence spend most of the rest of their lives in prison, or will have to hide until the end of their lives, away from their homes, families and friends. At the same time, seeing victims and their families finally getting some hope that justice will be served, keeps me inspired to not give up.
I am a prosecutor investigating and prosecuting war crime cases committed during the war in Bosnia and Herzegovina between 1992 and 1995. I have been personally working on the discovery and exhumation of dozens of mass graves in Bosnia. There are still hundreds of mass graves all over Bosnia and Herzegovina, but also in the neighboring countries Serbia, Montenegro, and Croatia, while thousands of the disappeared are still missing. Prosecutors assigned to work on war crime cases typically conduct exhumations of mass graves, take statements of witnesses and victims, interrogate suspects, and search for any evidence that could help in the successful prosecution of these cases. This also involves the representation of indictments before the first and the second instance court panels. In addition to this, I participate in the training of police officers and members of the judiciary working on war crimes and other cases. Bosnia and Herzegovina is one of six observer countries (along with Canada, Great Britain, Norway, Switzerland, and the United States) in the EU Network for investigation and prosecution of genocide, crimes against humanity and war crimes. I serve as a contact point within this network, helping to share Bosnia’s experiences in investigating, prosecuting, and adjudicating mass atrocities with the EU and other countries worldwide. I occasionally give presentations to international members of the judiciary interested in learning about Bosnia’s experiences with war crimes investigation and prosecution.
I participated in the 2020 Global Raphael Lemkin Seminar for Genocide Prevention. I learned a lot from the seminar’s pedagogical model, which helped me to better understand how to develop and strengthen practices for the prevention of genocide and other mass atrocities. I had the chance to experience instruction in this regard from a range of international experts in a way that engaged me - through small group exercises, case studies, simulations, and other interactive learning assignments. My own experience was respected and valued in the learning process. I also had the chance to visit the Auschwitz-Birkenau Museum, which taught me that there will always be those willing to murder innocent civilians and that the fight against this must never cease.
In 2019, I participated in a Regional Training Seminar for the Prevention of Genocide and Mass Atrocities in Romania. The training included about 25 participants from the ranks of prosecutors, judges, police, anthropologists, and genetics experts. Through this program, I learned that there will always be an urgent need for training that supports the capacity building of transitional justice processes.
We must raise awareness among the population that it is never about “us against them.” Prejudices that we have about people that are different from us based on race, ethnicity, national origin, etc., contribute significantly to violence against these minority groups. By dissolving these prejudices, we all could help in preventing this sort of violence. In addition to that, there must be a strategy and policy to provide accessible, understandable, and simple instructions to vulnerable people on how and to whom to complain in case of being mistreated by anyone, including the state authorities. Last, but not least, it is necessary to train different stakeholders to be able to report, investigate, prosecute, and adjudicate all those who commit this sort of violence, in order to show to all others that violence against these vulnerable groups is not permitted and will be punished in accordance with the law.
De 1992 a 1995, fui testigo de tanto dolor y sufrimiento que personas inocentes de Bosnia y Herzegovina tuvieron que pasar durante la guerra, en la que más de 100.000 personas fueron asesinadas y más de 30.000 desaparecieron. Tras mi nombramiento como fiscal de la Oficina del Fiscal de Bosnia y Herzegovina, me han asignado la investigación de docenas de casos de crímenes de guerra y el procesamiento de aquellos en los que había pruebas suficientes que justificaban la acusación. Lo que me inspira a hacer este trabajo es la búsqueda de justicia para que las generaciones futuras comprendan que no compensa cometer un crimen de guerra. Tarde o temprano, alguien investigará sus fechorías y los autores tendrán que rendir cuentas por lo que hicieron, y como consecuencia pasarán la mayor parte del resto de sus vidas en prisión, o tendrán que esconderse hasta el final de sus vidas, lejos de sus hogares, familias y amigos. Al mismo tiempo, ver que las víctimas y sus familias tienen por fin la esperanza de que se haga justicia me anima a no rendirme.
Soy fiscal e investigo y enjuicio casos de crímenes de guerra cometidos durante la guerra de Bosnia-Herzegovina entre 1992 y 1995. He trabajado personalmente en el descubrimiento y la exhumación de docenas de fosas comunes en Bosnia. Todavía hay cientos de fosas comunes en toda Bosnia y Herzegovina, pero también en los países vecinos Serbia, Montenegro y Croacia, mientras que miles de desaparecidos siguen en paradero desconocido. Los fiscales asignados a trabajar en casos de crímenes de guerra suelen realizar exhumaciones de fosas comunes, tomar declaración a testigos y víctimas, interrogar a sospechosos y buscar cualquier prueba que pueda ayudar a enjuiciar con éxito estos casos. Esto también implica la representación de acusaciones ante los tribunales de primera y segunda instancia. Además, participo en la formación de agentes de policía y miembros de la judicatura que trabajan en crímenes de guerra y otros casos. Bosnia y Herzegovina es uno de los seis países observadores (junto con Canadá, Gran Bretaña, Noruega, Suiza y Estados Unidos) en la Red de la UE para la investigación y el enjuiciamiento del genocidio, los crímenes contra la humanidad y los crímenes de guerra. Actúo como punto de contacto dentro de esta red, ayudando a compartir las experiencias de Bosnia en la investigación, enjuiciamiento y resolución de atrocidades masivas con la UE y otros países de todo el mundo. De vez en cuando hago presentaciones a miembros internacionales de la judicatura interesados en conocer las experiencias de Bosnia en materia de investigación y enjuiciamiento de crímenes de guerra.
Participé en el Seminario Global Raphael Lemkin para la Prevención del Genocidio en el 2020. Aprendí mucho del modelo pedagógico del seminario, que me ayudó a comprender mejor cómo desarrollar y fortalecer prácticas para la prevención del genocidio y otras atrocidades masivas. Tuve la oportunidad de recibir formación al respecto de diversos expertos internacionales de una manera que me enganchó: mediante ejercicios en pequeños grupos, estudios de casos, simulaciones y otras tareas de aprendizaje interactivo. Mi propia experiencia fue respetada y valorada en el proceso de aprendizaje. También tuve la oportunidad de visitar el Museo Auschwitz-Birkenau, que me enseñó que siempre habrá quienes estén dispuestos a asesinar a civiles inocentes y que la lucha contra esto nunca debe cesar.En 2019, participé en un Seminario Regional de Formación para la Prevención del Genocidio y las Atrocidades Masivas en Rumanía. La capacitación incluyó a unos 25 participantes de las filas de fiscales, jueces, policías, antropólogos y expertos en genética. A través de este programa, aprendí que siempre habrá una necesidad urgente de formación que apoye el desarrollo de capacidades de los procesos de justicia transicional.
Debemos concienciar a la población de que nunca se trata de «nosotros contra ellos». Los prejuicios que tenemos sobre las personas que son diferentes a nosotros, basados en la raza, la etnia, el origen nacional, etc., contribuyen significativamente a la violencia contra estos grupos minoritarios. Disolviendo estos prejuicios, todos podríamos ayudar a prevenir este tipo de violencia. Además, debe existir una estrategia y una política para proporcionar instrucciones accesibles, comprensibles y sencillas a las personas vulnerables sobre cómo y a quién denunciar en caso de ser maltratadas por cualquier persona, incluidas las autoridades estatales. Por último, pero no por ello menos importante, es necesario formar a las diferentes partes interesadas para que puedan denunciar, investigar, procesar y juzgar a todos aquellos que cometan este tipo de violencia, con el fin de mostrar a todos los demás que la violencia contra estos grupos vulnerables no está permitida y que será castigada de acuerdo con la ley.