I lived as a citizen for 16 years under military dictatorships that committed atrocities against the defenseless civilian population. These governments were responsible for creating fear, impunity, and a lack of liberty. As an academic, I searched for responses in order to ensure that these situations don’t repeat themselves, dedicating the majority of my activities to studying the armed forces and the responsibility of society to manage and control defense policies. The oppressive history that I lived, especially during my youth, has driven me to involve myself in this work, both personally and professionally.
Access to information and the genuine capacity to analyze facts are necessary tools to alert us to forms of discrimination that can become policies promoting genocide and crimes against the civilian population. It is necessary to develop training programs in what is known as the Rule of Law, namely, for nations to find in their legal system the most powerful instrument to regulate the conduct of officials and citizens. Every time that we allow social rifts to form, reject diversity, or end the exercise of pluralism, we advance one step further towards segregation, stigmatization, and capriciousness. The State is responsible for promoting the protection of these liberties and social actors are responsible for broadly disseminating them and demanding accountability from authorities. Therefore, the concept of accountability is so important in preventing governments from acting with partiality and impunity and being able to attack certain sectors of the population.
Every government official has to stop acts of discrimination in his or her field of work and, at the same time, disregard his or her own limitations in accepting diversity. The notion of a public servant is not widespread among Latin American officials. The State is appropriated by them, or, at the very least, there is an attempt to seize political space. This concept of civil service, that is, working to serve the population and not one’s personal interest, is not correctly understood or interpreted by the Executive Powers, nor is it by the Armed Forces and Security Sector.
I am motivated by the hope that future generations will live in democracy, trust in democracy, and feel like citizens of a global civilization that benefits from democratic practices.
Como ciudadana viví durante 16 años bajo gobiernos dictatoriales militares que cometieron atrocidades contra la población civil indefensa. Esos gobiernos instalaron el miedo, la impunidad y la falta de libertad. Como académica busqué respuestas para que esas situaciones no se repitieran, dedicando la mayor parte de mi actividad a estudiar las fuerzas armadas y la responsabilidad de la sociedad en conducir y controlar las políticas de defensa. La opresiva historia que viví, especialmente en mi juventud, me impulsaron a involucrarme en el tema de forma personal y profesional.
El acceso a la información y cierta capacidad de analizar hechos son herramientas necesarias para alertar sobre formas de discriminación que pueden tornarse en políticas de genocidio y en crímenes contra la población civil.
Es necesario desarrollar un entrenamiento en lo que se conoce como Estado de Derecho, o sea que las naciones tengan en la ley el instrumento más poderoso para regular la conducta de funcionarios y ciudadanos. Cada vez que se admiten brechas sociales, el rechazo a la diversidad, o se clausura el ejercicio de pluralismo, se avanza un paso hacia formas de segregación, estigmatización y arbitrariedad. El Estado es responsable de promover la protección de esas libertades y los actores sociales son responsables de difundirlas ampliamente y reclamar a las autoridades su incumplimiento. Por ello, el concepto de “accountability” es tan importante para impedir que los gobiernos actúen con parcialidad e impunidad, agrediendo a sectores de la población.
Todo funcionario de gobierno tiene que impedir actos de discriminación en su ámbito de trabajo, y al mismo tiempo prescindir de sus propias limitaciones para aceptar la diversidad. La noción de servidor público no es común entre los funcionarios latinoamericanos. Se apropian del Estado, o al menos, intentan adueñarse de un espacio político. Ni en el Poder Ejecutivo, ni en las Fuerzas Armadas y de Seguridad se conoce e interpreta correctamente la noción de servidor público, de estar al servicio de la ciudadanía y no de sus intereses personales.
Me motiva la esperanza que las generaciones futuras vivan en democracia, confíen en la democracia, se sientan ciudadanos de una civilización global que se beneficia con las prácticas democráticas.